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Foto del escritorAltas Esferas

Un enfrentamiento entre las dos Cataluñas

Actualizado: 7 may 2018

MARIA AIZPURUA. Girona

23/04/2018

El pasado domingo 22 de abril el Girona recibía en Montilivi por primera vez al Espanyol, en un derbi catalán especial para todos. La necesidad de saber quién sería el vencedor inquietaba a las aficiones, pero el partido iba más allá del ámbito deportivo. El conflicto del procés se ha entrometido en muchos sectores, y el deporte no es una excepción de ello. La politización en el fútbol es permanente, pero todos la vivimos desde perspectivas diferentes. ¿Hasta qué punto se mezcla fútbol y política?


El derbi se disputaba a las 12:00 del mediodía, pero a las 10:00 de la mañana el ambiente ya estaba caldeado. Las banderas de los hinchas a lo largo de la subida hacia el Municipal de Montilivi llamaban mucho la atención. Un gran contraste y remarcables discrepancias ideológicas entre aficiones. Mig Camí, uno de los bares en que se reúne la afición del Girona los días de partido, fue ocupado por los jóvenes del Espanyol, tapando las ventanas con banderas españolas y cantando el himno mientras gritaban unos cuantos “Viva España”. Los Mossos d’Esquadra se encontraban a su derecha, vigilando el bar con varias patrullas. Los aficionados intentaron alejar a la gente que cruzó la calle y se acercó a mirar lo que sucedía en el bar con chillidos de “fuera” y “que se vayan”.


Aficionados del Girona se acercan a Montilivi / Imagen: Maria Aizpurua

La afición Gironí esperaba a las puertas del estadio en una atmósfera tranquila y expectante. Jóvenes, adultos, niños y mayores rodeaban el campo de fútbol con cientos de banderas rojiblancas decoradas con lazos amarillos y distintas prendas del mismo color. En este caso, los gritos que invadieron el entorno fueron aquellos que exigían la “llibertat”, en relación a los presos políticos catalanes. Varios autobuses aparecieron del centro de la ciudad creando una marea amarilla en la entrada del campo.


En la esquina frente al campo se encuentra el bar de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Girona, también repleta de aficionados del Real Club Deportivo Espanyol. Las mesas del fondo estaban ocupadas por la afición local, que parecían estar atendiendo a una obra de teatro observando los cánticos y gritos del rival. La afición del los blanquiazules, que llevaba un largo peregrinaje de bar en bar esa mañana según confirmaban ellos mismos, comenzó a hacer ruido lanzando mesas y sillas a gritos de “yo soy español” y “fuera Barça”.


Los aficionados del Espanyol, violentos / Imagen: Maria Aizpurua

A las puertas del Montilivi, se reunieron otro grupo de seguidores del equipo de Cornellá, pero de notables diferencias. El colectivo Roger de Llúria quería transmitir una nueva perspectiva de vivir el “sentimiento perico”, criticando lo que estaba ocurriendo en los diversos locales en las cercanías del estadio. “El Espanyol es el club más politizado que hay, muchos son del Espanyol por su nombre, vienen aquí a hacer política, el club les da igual”.


A escasos metros de ellos unos jóvenes gritaban cánticos del mismo equipo. Un par de ellos tenían una bandera de España rodeándoles la cintura y en cuanto se acercaron los miembros del colectivo Roger de Lluria comenzaron a calentar más el ambiente con el ya citado “Viva España”. “El conflicto catalán afecta totalmente al deporte y en este caso al Espanyol: somos un equipo de España, como su nombre indica, y eso es lo que importa. Venimos a disfrutar de la fiesta, y si podemos, nos llevamos los tres puntos”.


A pocos minutos del inicio del encuentro, todos aquellos que habitaron los diversos bares de la zona empezaron a enfilar hacia el campo. La afición joven del Girona se aproximó a su estadio haciéndose escuchar. Altavoces, bengalas y cánticos acompañaban la expedición rojiblanca.


Seguidores del Espanyol descansan en el bar "Mig Camí" / Imagen: Maria Aizpurua

Una vez arriba, dos personas mayores manifestaron su rechazo a lo ocurrido: “Una cosa es la política y otra el deporte. Lo mezcla quien quiere, es libre la opinión de todo el mundo, pero aquí venimos a ver fútbol, no independentistas contra unionistas”.


El ambiente en el partido estuvo calmado, aunque no faltaron los gritos de “llibertat” y “Viva España” por dos bandos diferentes. El Espanyol se hizo con los tres puntos alejándose del descenso, y los gritos de ánimos y la fiesta siguieron durante todo el día.



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